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No he podido evitar pensar en los paralelismos que guarda con con la clásica "12 hombres sin piedad" y en cierto modo, lo difícil que que es trabajar en un terreno tan parecido sin verse ensombrecida; pero creo que al meterle esos otros elementos de tensión (como que un miembro del jurado pudiese ser, sin saberlo hasta el juicio, el verdadero responsable del crimen) consigue desmarcarse lo suficiente como para que las preguntas que te planteas como espectador sean muy diferentes. Aquí no se trata se convencer a un puñado de señores con prisas, por el puro sentimientovde responsabilidad sobre el poder de la justicia, de que merece poner en dudanlas presuntas evidencias de que un chavalin sea culpable de asesinato; no, aquí tendremos que juzgar a un miembro del jurado y su cargo de conciencia de si anteponer sus intereses personales por encima del imperfecto sistema judicial estadounidense. Sin embargo, aunque la película cumple bastante bien con su propósito, me ha dejado algo tibio. Masca una tensión suave, sin llegar nunca a tener momentos explosivos ni giros del todo innesperados... Hay veces que peca de sobrexplicativa, y como la propia deliberación del jurado, inclusa llega a sentirse algo larga y pesada. Aún así admito que tal vez sea cosa mía, pues el genero de abogazos, jueces y juicios no es mi rollo, estoy poco familiarizado e inclusoi irrita un poco. Posiblemente la culpa sea mía por esperar algo más movidito que introspectivo.