De pequeño no era muy lector de cómics y luego nunca me he llegado a interesar lo suficiente por las historietas más reconocibles del cómic europeo: ni Tintín, ni Mortadelo y Filemon ni Astérix y Obélix. Yo era más de sentarme frente al televisor y seguir una estricta dieta de dibujos animados. En la estantería de mi casa siempre he tenido al alcance un viejo y desgastado ejemplar de “Astérix y el caldero” que aún a día de hoy conservo pero que jamás he leído. Así que según mi memoria lo primero que llegué a ver de Astérix fue, como no, una de sus películas animadas que si mal no recuerdo me puso mi padre de un VHS que habíamos comprado. No sé ni cuál de las películas era ni dónde estará la cinta de vídeo pero en mi por aquel entonces pequeña cabecita se quedó grabada una escena en la que Obelix disfrutaba de un delicioso jabalí asado. Años más tarde, tras haber superado mi fase de “sólo dibujos”, me acuerdo de ver por la tele una de las adaptaciones live-action (concretamente la de Cleopatra) y a pesar de que me gustó, ese fué mi último contacto directo con los irreductibles galos… hasta ahora. Me topé con uno de los primeros trailers allá por el octubre pasado y sólo con su espectacular apartado gráfico ya me cautivó. Lo que no sabía (y de lo que me enteré precisamente el mismo día que fuí al cine) es que los responsables de la película ya habían hecho en 2014 la adaptación de “Astérix: La residencia de los dioses”, la cual desconocía completamente y de la que sólo puedo deducir que debe ser tan buena como esta. “Astérix: el secreto de la poción mágica” a diferencia de su predecesora más directa, no adapta ninguno de los cómics, así que plantea una historia totalmente nueva que, sin ser yo un gran conocedor de la obra original, creo que se toma bastantes libertades creativas respecto a su material de referencia y opta más por centrar el foco narrativo en Panoramix y los nuevos personajes que introduce, como Malefix o Pectina, que en los ya sobrexplotados Astérix y Obelix. La película cuenta como Panoramix, tras sufrir un accidente en el bosque, decide que ya va siendo hora de encontrar a un sucesor con el que compartir la receta secreta de su famosa poción mágica, lo cual le conducirá junto a una cuadrilla de galos de la aldea a la búsqueda por toda la Galia de un druida digno de sustituirlo mientras su archienemigo Malefix, aprovechándose de la situación, tratará de hacerse con la fórmula con un elaborado plan. Supongo que habrá gente a la que la película le parecerá convencional, a otros infantil y predecible, e incluso habrá fans que se sentirán molestos con esto y con aquello, pero desde mi punto de vista, aunque se le puedan sacar algunos defectos, no deja de ser una película redonda que se atreve a explorar nuevos rincones del mundo de Astérix a través de un villano memorable a la altura de los que echo de menos en Disney. Y es que además de cumplir con la diversión y entretenimiento que promete, consigue ir más allá, logrando por el camino que los que somos ajenos a las historietas originales nos encariñemos de los personajes, de su mundo, que aprendamos de qué va esto y que sólo queramos más. Así que si no sabes absolutamente nada sobre Astérix o simplemente nunca te ha llegado a interesar del todo, esta película es un buen sitio desde el que empezar a disfrutarlo. Y ahora perdóname pero me voy, que tengo en la estantería un viejo y desgastado cómic que lleva mucho tiempo esperando a que lo lea.